
Desdoblado, paso a paso, de alaridos y sudores
Mi alma a contraluz de los venenos
La sangre que me envuelve es la ponzoña
Mas he vuelto como una sombra entre las calles
Y el soberano sentido de las casas
Vuelve a su sitial en las ciudades
Poco a poco, las formas van ganando espacio a la muerte
Y el mundo mismo es un gladiolo perfumado
Que alegría saber que resucito, cada once espacios, y un silencio
Estuve perdido, por once lunas, y once soles
Mas he traído conmigo el amor por el fracaso
Y un espíritu apedreado de sinsentidos
Ay padre mío, he llorado galaxias de mentiras
Mas no he perdido las ganas de nadar
Y correr por las calles de mi encierro
Oh amor, amor por el rumbo de los astros
Por el rumbo de la sangre entre las venas
He viajado, sin caminos por la vida
Y los senderos de mujeres, se me han abierto sonriendo
Y he besado cada signo de la muerte
Adorando todo cuanto era maldito en esta tierra
Mas mi dios no es una estaca, ni un martirio
Y soy el canto de las aves apedreadas de alegría
Mas mi dios es un ciclo de hermosura
Hecho carne, y no palabra
He puesto mis manos en las raíces de los bosques
Y la madre sonriente me ha besado las lágrimas de otoño
Recogiendo de cada herida el más delicioso néctar
Como una prístina máquina de sanar muertos
Madre, mi amor por tus vestidos, tus coronas, es tan amplio
Que he vivido un millar de vidas
Contemplándote, y jugando en tus entrañas
Retornaré de los muertos, trayendo mordida el alma de recuerdos
Y cantaré mi sangre a gargajos y cataratas
Llevando a mis hermanos a un mejor puerto
Fui la voz de las tinieblas y olvidé ocuparme de la vida
Sumando los trozos de la muerte
Esculpiendo las dudas con un cincel despavorido
Mas no se nada, sobre nada
Y las montañas me comprenden
Y las noches me abrazan con su letargo umbrío
Y los días son un fluir de sangre, construyendo un imperio
De soles y personas, y montañas, y silencios
Llevo la vida tan clavada en las pupilas
Y un guijarro de esperanza en cada huella de la muerte
Levantaré de mi espectro un horizonte entero de amapolas
Y el mundo será la medida de lo humano
Y cada hermano será el símbolo indiscutible del amor
Mi dios me ha dicho que la vida es el primer paso, y el último
Y que su nombre no interesa, y sus palabras son
El susurro de los mares, y tronar de las montañas
Mi dios es la negación del universo, y un beso, en los labios de la tierra
Y una mano estrechando una manzana